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El «elegante, delicado y moderno» vino alavés con el que Rioja conmemora su Centenario
IMAZ Gran Reserva 2019, de Bodegas El Coto de Rioja, con sede en Oion, ha sido seleccionado en una cata ciega por un panel profesional
Rioja ya tiene vino conmemorativo para su centenario. IMAZ Gran Reserva 2019, de Bodegas El Coto de Rioja, con sede en Oion, se ha impuesto en el concurso organizado por el Consejo Regulador de la DOCa Rioja para elegir un vino especial que servir como obsequio en algunos de los encuentros más significativos que tendrán lugar este año con motivo de sus cien años, entre ellos, el gran acto institucional que se celebrará el próximo 5 de junio.
El vino riojanoalavés ha sido seleccionado por un panel profesional, dirigido por el director técnico del Consejo Regulador, Pablo Franco, en una cata ciega celebrada en el Consejo Regulador entre las más de 101 referencias presentadas. El grupo de expertos valoró, de forma especial, el hecho de que la apuesta presentada por El Coto de Rioja aunara de manera magistral -y en un mismo corte- las claves más tradicionales con las más actuales de la Denominación. «Para las personas que formamos este comité, además de la enorme responsabilidad que supuso, el ejercicio tuvo una gran carga sentimental, ya que en la muestra presentada había grandísimos vinos que marcaban tanto la historia, como el carácter de Rioja. Tras ese maravilloso recorrido por la Denominación que supuso la cata, el panel tuvo claro que este vino era el que de manera más nítida representaba esos atributos», subraya Franco.
Pero, ¿cuáles son las características que han llevado a IMAZ Gran Reserva 2019 a ser la opción ganadora? En primer término, se trata de un vino que proviene de una parcela concreta, con «gran carga frutal, poderoso y concentrado»; unos aspectos que se ven complementados con el estilo de un «fantástico» Gran Reserva de Rioja. El resultado es un vino «potente y con volumen, pero de paso en boca sedoso, con un enorme potencial de guarda, pensado para perdurar en el tiempo; atributos perfectos para un vino conmemorativo como este, que muchas personas querrán preservar», destaca el Consejo Regulador de la DOCa Rioja.
Color rubí
El vino del Centenario está elaborado a partir de uvas de variedad 100% Tempranillo, con un intenso color rubí y una elevada intensidad aromática. Es un vino tinto «elegante, delicado y moderno», según describe la propia bodega alavesa. Gracias a su cuidada elaboración, «alcanza el equilibrio entre la expresión de la fruta y el terruño, pasando a reposar en botella un mínimo de 36 meses para conseguir su complejidad, elegancia y finura características», desgranan.
La edición limitada de unas 500 botellas lucirá una etiqueta diferencial y llamativa que ensalza el Centenario que este año conmemora la primera Denominación de Origen de España. Serán empleadas como obsequio para los invitados a los actos celebrados con motivo del aniversario de Rioja.
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La Denominación Rioja celebra sus cien años con una escultura en la Alhóndiga
El atrio de Azkuna Zentroa festeja la efeméride con la obra ‘Arcos’, elaborada con un centenar de piezas de madera de haya del artista jarrero José Antonio Olarte
La Denominación de Origen Calificada Rioja conmemora este año su centenario y no podía faltar un brindis en la antigua alhóndiga, es decir, en Azkuna Zentroa. Este edificio, construido entre 1905 y 1909 por el arquitecto Ricardo Bastida, se concibió como almacén de vinos y desempeñó un papel crucial en la distribución de los caldos que se elaboraban en la comunidad autónoma vecina. El 80% del vino que llegaba a la capital vizcaína procedía de La Rioja, principalmente a través del transporte ferroviario.
Los trenes llegaban cargados de vino a granel en grandes fudres de madera o de hormigón a la estación de Amezola. De allí se trasladaba en bocoyes o pipas hasta la alhóndiga de Bilbao. Se calcula que llegó a comercializar más de 35 millones de litros de vino anuales, entre ellos, siete millones procedentes de Rioja Alavesa. «Este es un momento de celebración y orgullo. Festejamos los primeros 100 años de una marca de prestigio. Es mucho tiempo y eso significa dos cosas: primero, que cuando nació era necesario; y segundo, el cometido sigue haciéndose muy bien», destacó ayer el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, junto a la escultura del artista José Antonio Olarte (Haro, 1958), que se ha inaugurado en el atrio de Azkuna Zentroa con una placa que recuerda la efeméride.
La obra lleva por título ‘Arcos’ y es una réplica en madera de la versión en acero que se inauguró en Haro hace menos de dos semanas, con motivo del centenario de la Denominación de Origen Calificada Rioja, en un acto presidido por el Rey Felipe VI. «La que hice en acero es casi idéntica, solo un poquito más grande, y se encuentra en el Barrio de la Estación de Haro», precisa el creador jarrero. No son las primeras piezas de Olarte que honran el mundo del vino. Las bodegas de la empresa Finca Valpiedra, con sede principal en Fuenmayor, también acogen obras suyas en sintonía con una tendencia creciente en el sector vitivinícola: la integración del arte contemporáneo como elemento diferenciador y de valor añadido.
Tierras hermanas
«Es un honor que ‘Arcos’ se quede en Bilbao. Se trata de una estructura que visual y estéticamente se defiende por sí misma. Se compone de 100 piezas de madera de haya que hacen referencia a los 100 años, a las 100 cosechas y a los miles de sueños e ilusiones que han impulsado y seguirán impulsando la Denominación Rioja. He recurrido al lenguaje universal de la geometría para dejarlo claro, por eso es una esfera inacabada, que no solo es un guiño a nuestro planeta. Todo es redondo en el mundo del vino: las botellas, las copas, los depósitos…», explica Olarte, sin dejar de admirar las 43 columnas diseñadas por el escenógrafo italiano Lorenzo Baraldi que ornamentan el atrio de Azkuna Zentroa. Se le nota muy cómodo en un entorno «cultural y moderno», con el sello de Philippe Starck.
A los pies de ‘Arcos’, se puede leer un pequeño rótulo que festeja el legado compartido entre tierras hermanas y desea que «siga fluyendo, como un buen Rioja, eterno en su grandeza». Una aspiración por la que Olarte bebió ayer un par de sorbitos de tinto crianza, acompañado de Fernando Ezquerro, presidente del Consejo Regulador de la DOCa Rioja, Amaya Barredo, consejera de Alimentación, Desarrollo Rural, Agricultura y Pesca del Gobierno vasco, y el alcalde Juan Mari Aburto.
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Cien copas para celebrar cien años de Rioja
La Alhóndiga bilbaína acoge dos catas y un showroom de bodegas para celebrar el centenario de la Denominación de Origen más antigua del país
La historia de Rioja y la de Bilbao comparten raíces profundas, como ramas distintas de una misma cepa. Fue la burguesía vizcaína la que, durante la Revolución Industrial, vio en los viñedos riojanos un paisaje de oportunidad y desde el puerto de Bilbao, sus vinos cruzaron fronteras. Hoy, el enoturismo refuerza ese lazo antiguo y basta asomarse a cualquier barra de la villa para comprobar que el Rioja no es un vino más, sino una seña de identidad. No sorprende por tanto que el centenario de la Denominación de Origen más antigua de España se haya celebrado en Bilbao para escribir una nueva página de esa historia común.
El escenario elegido no podía tener una mayor carga simbólica: la Alhóndiga (Azkuna Zentroa), a la que durante décadas llegaban a diario miles de litros de vino procedentes de Rioja, acogía esta vez dos catas para mostrar la evolución y riqueza enológica que atesora esta franja de tierra entre la Sierra Cantabria y la de La Demanda. La primera, conducida por Ferran Centelles, recorrió su historia a través de diez etiquetas icónicas, mientras que la segunda, a cargo del director técnico del consejo Regulador, Pablo Franco, mostró la versatilidad de la región para alumbrar grandes blancos.

Además, se organizó un showroom con más de un centenar de referencias para mostrar el gran momento que vive Rioja. Y unas horas antes, el Alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, inauguraba junto a la consejera de Alimentación, Amaia Barredo y el presidente del Consejo Regulador, Fernando Ezquerro, una escultura del artista jarrero José Antonio Olarte en el Atrio de las Culturas, una pieza que viene a sellar una relación histórica.
Historias en la copa
Aunque la Denominación de Origen nació en 1925, la historia del Rioja hunde sus raíces en la época romana, atraviesa el Medievo de la mano de los monjes y florece en la Edad Moderna con la apertura de nuevas rutas comerciales. Sin embargo, la génesis de la región vinícola tal y como la conocemos es fruto de la Ilustración.
Es a finales del XVIII cuando Manuel Quintano, originario de Labastida, viaja a Burdeos para aprender nuevas técnicas de vinificación que marcarán un antes y un después. Con él se abre un camino que, décadas más tarde, recorrerán en sentido inverso los bordeleses, cuando la filoxera devaste sus viñedos. Quintano fue el protagonista de la primera botella que descorchó Centelles para su ‘Cata del Siglo’, un homenaje al pionero en forma de reserva del 18, elaborado por la cooperativa que lleva su nombre en el pueblo donde nació.
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A esos primeros movimientos les sigue a mediados del XIX un impulso emprendedor liderado por personajes como Luciano Murrieta, que conquista a la alta sociedad británica con sus vinos elaborados al estilo de los châteaux del Médoc. Castillo de Ygay es un clásico puro, uno de esos vinos que forjan el carácter de la denominación. Probamos el laureado Gran Reserva del 12: un privilegio.
Al calor del ferrocarril germinar en Haro el Barrio de la Estación, que atesora la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo. Vinos viajeros, nacidos con una vocación comercial, que se convertirían en emblema de la finura y elegancia que es capaz de alcanzar Rioja. Estuvieron representados por un Prado Enea del 2001: «Parece un vino, pero es una obra de arte», deslizaba Centelles.
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La cata rindió homenaje al espíritu cooperativista que brota en la región a mediados del siglo XX con ‘La Garnacha Prometida’, procedente de un paraje tan especial que los propios agricultores pidieron que tuviera su propio vino. También se recordó la primera estrella Michelin de La Rioja, que recibió Echaurren ya a principios del siglo XXI, con un poderoso Barón de Chirel. Mostró como la región fue capaz de marcar perfil propio en los tiempos de la ‘parkerización’ con su primer parcelario, Contino Viña del Olivo, y celebró la llegada de Rioja al elitista mercado de la Place de Bordeaux con un Alma de Contador.
A partir de ahí, la sesión sirvió para mostrar la diversidad de vinos que se hacen hoy, desde los de pueblo, representados por el L3Z4 de Bideona, al canto a la singularidad del viñedo que encarna El Rincón de los Galos o esas voces nuevas con memoria antigua que susurran cosas tan especiales como Nace La Sierra. Una demostración, copa a copa, de por qué Rioja es «la mejor región vinícola de España», afirmaba el que fuera sumiller de elBulli.
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