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El mejor balcón para apreciar el otoño en Euskadi

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Puerto de Herrera (Álava) 

 Sus tres vertientes y su encadenado con el Mirador de Rivas combinan igual que la variedad de colores de los hayedos de la Sierra del Toloño y las viñas de la Rioja Alavesa

 

Miércoles, 15 de noviembre 2023

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El puerto de Herrera, al sur de la provincia de Álava, tiene aroma de clásico desconocido. Se trata de la quinta subida puntuable del País Vasco que más veces ha coronado la Vuelta a España (once ocasiones), solo por detrás de El Vivero, Elgeta, Urkiola y Sollube. La última fue en la edición del año pasado, pero en la pantalla no se acabaron de percibir todos los matices que esconde el terreno. Su diversidad es un auténtico tesoro para los cicloturistas, que, en pleno otoño, cuentan con el valor añadido de poder admirar rincones de postal casi a cada pedalada.

Sus opciones son múltiples. Los alaveses casi no tienen necesidad de coger el coche para disfrutarlo, aunque hay que mantenerse en forma para salir desde Vitoria y volver (casi 80 kilómetros) ahora que la noche le gana tiempo a la luz del día. Para el resto, el pueblo de Peñacerrada es el más propicio para aparcar e iniciar una ruta sin desperdicio tanto para bicicleta de carretera, de gravel o de montaña.

 

Distancia 7,2 kms. al 4,9%.

Altitud máxima 1.100 metros.

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Herrera es un punto de contraste. Su ladera norte está compuesta por los hayedos de la Sierra del Toloño y su cara sur es más escarpada y se presenta como un balcón hacia los viñedos de la Rioja Alavesa. Dispone de tres vertientes totalmente opuestas. La más dura, sin duda, sube desde Leza. 5,6 km finales al 8,4% de media y un porcentaje máximo del 14%. Exige sudor, lo cual quizás no sea lo más recomendable en estas fechas. La ascensión desde Peñacerrada es mucho más cómoda y pedalable. La larga recta inicial y mil metros por encima del 10% caen rápido en el olvido al adentrarse en el bosque que nos acompañará hasta la cima. 7,2 kilómetros en total a menos del 5% de pendiente por una carretera amplia y en perfecto estado.

La otra opción de la cara norte sería subir por la vertiente del municipio de Pipaón, a ocho kilómetros de Peñacerrada. La más constante. Sin rampas duras ni descansos. 5,5 kilómetros al 4% bordeados por los árboles, que hacen pasillo. Aunque el asfalto tiene demasiada grava. Tras el vertiginoso descenso a la Rioja Alavesa, la sierra nos ofrece otra subida para no tener que regresar sobre nuestros pasos. Se atraviesa Samaniego y Ábalos y en la rotonda de entrada a San Vicente de Sonsierra, a la derecha se inicia el Mirador de Rivas. Otros 5 kilómetros al 5% que, previa a una corta bajada, nos devuelven a Peñacerrada. Un bucle de 35 kilómetros al que la niebla puede añadirle épica.

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