.
.
.
Gabriel Aresti soñó y escribió en euskera aunque en su casa –el número 2 de la calle Barroeta Aldamar de Bilbao– no se lo enseñaron. Su padre, Gabino, había sido concejal en el Ayuntamiento de Bilbao en los años veinte y su familia provenía de Amorebieta. Su madre, Asunción Segurola, procedía de Viáñez, en el Valle de Carranza. Gabriel nació el 14 de octubre de 1933 y su infancia transcurrió en torno a la ría y las calles cercanas al Ayuntamiento; entre los juegos en la orilla y los estudios en las Escuelas de Berástegui.
.

Sus años de juventud
Empieza a publicar en revistas vascas de América Latina
A los doce años inicia sus estudios de perito en la Escuela Mercantil de Bilbao, donde permanecerá hasta los diecinueve. En 1953 se muestra entusiasmado por expresarse en euskera y se acerca a compañeros de estudios que conocen la lengua para hablar con ellos. El aprendizaje del euskera le lleva a definir la lengua como elemento fundamental en la explicación de la identidad vasca.

.
.
Al mismo tiempo el joven escritor, aún en ciernes, busca una red de amigos y escritores que le ayuden en su inserción en el sistema literario. Resulta curioso comprobar que logra publicar en revistas vascas de América Latina. Escribe a ‘Euzko Gogoa’ de Guatemala, donde aparecen sus primeros textos en 1954. Envía poemas a la revista ‘Euzko Gaztedi’ de Caracas, donde se publica en 1955 el que Aresti llamó «Nire tinta bataioa» (mi bautizo de tinta). Quizá lo remitió antes que los anteriores, pero salió con posterioridad. Y se dirige a Gabino Garriga, director de las revistas ‘Boletín Americano del Instituto de Estudios Vascos’, y también de ‘Euskaltzaleak’ de Buenos Aires, quien rechazó los sonetos.
.
En esta época proyecta dos libros de poemas, ‘Rapsodiak’ (Rapsodias), que vieron la luz en ‘Euzko Gogoa’. Y un libro de sonetos titulado ‘Sagar zimela’ (Manzanas marchitas) que publica de manera muy fragmentaria en diferentes revistas. En este momento se mueve en torno a la estructura cultural del nacionalismo vasco del PNV, con el que rompe muy pronto.
.

1957-1960
Busca «la voz del pueblo» en bertsolaris y textos clásicos
El gran biógrafo de Aresti, Anjel Zelaieta, ha construido una muy documentada biografía del escritor que resulta ejemplar.
.
En este periodo de su vida se producen tres hechos fundamentales. En 1957 conoce a la que será su mujer, Meli Esteban, hija de emigrantes, a la que dedicará poemas llenos de sensibilidad y sentido. Se traslada a vivir muy cerca de su familia política y su suegro, Darío Esteban, impulsa su conciencia social y le introduce en el comunismo.
.
En tercer lugar, Aresti se acerca al bertsolarismo en la convicción de que representa la «voz del pueblo», de sus sueños y sus fracasos. En 1958 escribe este texto a Norbert Tauer, un vascófilo residente en Praga, lo que muestra que Aresti seguía cultivando sus redes literarias: «Sabes que escribía poesía. Imitaba a Lizardi, a algunos poetas actuales, pero un día su escritura no me pareció auténtica y me puse a estudiar cómo lo hacen los bertsolaris y cómo lo hacían los poetas clásicos. De allí salí renovado.
.
He comprobado que existe una poesía auténtica y de tradición, y me he convertido a ella» (traducción propia).
.
.

Aresti en 1959, premiado por ‘Maldan Behera’.
.
.
Esta confesión constituye la primera autopóetica conocida del autor. Por un lado muestra su admiración por el bertsolarismo y, por otro, diseña un doble camino. De su acercamiento a la poesía improvisada de los bertsolaris surgirá la colección de poemas ‘Bizkaitarra’, que no se ha tenido en cuenta por su redacción en dialecto. Por otro lado, el acercamiento a los poetas –y escritores clásicos– le lleva a componer el gran poema simbolista ‘Maldan Behera’ (Pendiente abajo), según el mismo Aresti «una razón de amor», un canto de amor a Meli, siguiendo a Salinas, cuya poesía tanto admiraba. Muy probablemente el poema se concibe en esa doble estructura formal de seguimiento al bertsolarismo y de acercamiento a la poesía y a la lengua de los clásicos vascos.
.

1961-1970
Su etapa más fructífera: poesía social y teatro
En 1961 Gabriel Aresti cambia el rumbo de su poesía. Conoce en 1959 la obra de Blas de Otero. «Es un coloso este Otero», le dirá en una carta a Txomin Peillen, escritor vasco residente en París. Y añade: «El mejor poeta en castellano desde que murió Salinas». Pero lo más interesante viene a continuación, cuando Aresti señala que Otero realiza una poesía que «es una blasfemia» y decide que la suya será lo mismo, una poesía que blasfema, como sus dos personajes en el muelle de Zorroza, Antón y Gillen, que maldecían y blasfemaban en euskera y en castellano, porque «la injusticia no sabe de lenguas».
.
La primera concreción de esta manera de pensar será el libro político de marcado sentido antifranquista (Franco aparece caracterizado como un Gargantúa que devora a la sociedad) que tituló ‘Zuzenbide debekatua’ (La justicia prohibida). Como Aresti suponía, no solo no fue premiada en el certamen al que lo presentó, sino que su publicación resultó imposible.
.
A esa poesía política siguió en 1962 una corriente de poesía social, enhebrada y estructurada en torno a la metáfora de la piedra, cuyo significado aclaró el mismo Aresti en una conferencia. La piedra representa el euskera en peligro de deshacerse por las goteras que encarnan la pérdida de la lengua. Pero, además, poco a poco, el símbolo ha adquirido nuevas interpretaciones. Ahora significa también la identidad, la voluntad de resistir al franquismo y en cierto sentido es una metonimia de la casa del padre, que el poeta defenderá frente a las adversidades y los ataques.
.
.

«Existe una poesía auténtica y de tradición, y me he convertido a ella»
Gabriel Aresti
.
Esta poesía social de Gabriel Aresti se muestra en los tres libros que le han dado justa fama: ‘Harri eta Herri’ ( Piedra y Pueblo, 1964); ‘Euskal Harria’ (La piedra vasca, 1967) y ‘Harrizko Herri Hau’ (Este pueblo de piedra (1970). Juntos crean un ciclo de poesía que sigue los caminos de una obra de protesta ante la situación social y la injusticia. Apoyándose en la estética de sus amigos Blas de Otero y Gabriel Celaya, propone una poesía llana y que pueda entenderse en la primera lectura. Sin embargo, no deben desdeñarse algunas de las complejas técnicas poéticas que pone en juego en la construcción del poema, como la introducción de diversas voces en los textos o el juego del collage.
.
.

.
.
En 1966 Aresti publica un canon de sus escritores preferidos. Habla de Leizarraga, traductor del Nuevo Testamento protestante al euskara, de Luis Luciano Bonaparte, y, subrayo por lo que nos interesa, de Axular, el escritor clásico vasco, y del bertsolari Fernando Amezketarra. De Axular acentúa su objetivo de «emplear el lenguaje del pueblo al objeto de que el pueblo lo entienda». Pero de Amezketarra destaca que fue capaz de «sumergirnos en el pueblo para ser nosotros mismo pueblo». Y eran esos dos objetivos los que buscaba en su obra: un lenguaje que se entendiera y una estética que hiciera de él el poeta-profeta. Alguien que se sumergiera en la historia social para ser «nosotros mismos pueblo».
.
Esta etapa es la más fructífera en la creación literaria del escritor. Además de sus libros de poesía, entre 1961 y 1965 Gabriel Aresti escribe seis obras de teatro, importante vehículo social para la transmisión de ideas, que siguen los preceptos del teatro contemporáneo. Había elegido el camino de los premios para su legitimación dentro del sistema, y presentó las seis a premios, pero solo la primera consiguió su objetivo: ‘Mugaldeko herrian eginiko tobera’ (Tobera que se dio en el pueblo Mugalde) de 1961.
.

1968-1975
Euskera unificado y un caudal de iniciativas culturales
Volvamos a 1968. Ese año un Congreso en Arantzazu sienta las bases de las normas del euskera unificado. En ese camino coinciden el creador Gabriel Aresti y el filólogo Mitxelena en los dos conceptos nucleares que sustentan la propuesta: cimientos en la norma en la tradición literaria clásica y negación del purismo en la lengua. Son dos fundamentos sobre los que Aresti había formado la lengua que utilizó en ‘Maldan Behera’ en 1958. Y fue consciente de que había elaborado un euskera unificado y común antes de que se oficializara en 1968. Por cierto, Aresti no aparece en la foto oficial del Congreso, aunque a menudo se le confunde con una persona que se le parece lejanamente.
.
.

A partir de 1968 Aresti reduce ese impresionante caudal creativo y el ritmo de publicación. Pone en marcha otro tipo de iniciativas culturales. Refuerza su editorial Kriselu, amplía sus redes de colaboración con el grupo Oskorri, realiza traducciones, promueve la difusión en la sociedad del euskera unificado, estimula la escritura de nuevos autores, impulsa nuevas publicaciones, se matricula en la Universidad de Deusto para cursar Filología. En 1974 comienza la redacción de un ‘Diccionario general de la lengua’. Un sinfín de actividades que amplían el alcance de su legado y dan fe de su empeño vital.
.
Desde 1972 Aresti se siente cada vez más enfermo, de manera que Mitxelena le escribe alarmado por las noticias sobre su salud. En 1973 compra un piso en Ea, pensando encontrar un lugar en el que pudiera mejorar. Pero fallece antes de cumplir 42 años. Es operado en mayo de 1975 en el hospital de Basurto. Muere el 5 de junio. Este año se conmemora el 50 aniversario de ese fatídico día.
La única vez que lo vi: 11 de diciembre de 1972
11 de diciembre de 1972. En el Paraninfo de la Universidad de Deusto se anuncia una conferencia del poeta gallego Manuel María, presentada por Gabriel Aresti. Yo acababa de cumplir 17 años y estaba en primero de carrera. Leía ‘Harri eta Herri’ con convicción. No iba a perder la oportunidad de ver al poeta, la única vez que lo vi en mi vida.
.
Con el tiempo un buen amigo me hizo llegar la grabación de aquel diálogo y me hizo un regalo increíble. Vuelvo a oír ahora, mientras escribo este artículo, aquellas voces de mi juventud.
Al final intervino el público. Y un asistente se dirigió al ponente y alegó que la poesía social en el País Vasco pasaba por horas bajas. «En Euskadi hemos tenido una poesía de tipo social, concienciadora, que hoy persiste algo, mas bien yo pienso que ha sido superada», afirmó. Manuel María contestó describiendo la situación de esa poesía de concienciación en la literatura gallega.
.
Pero Aresti no se pudo contener y en un tono pausado interpeló al asistente afirmando que no creía que la poesía social hubiera sido superada, y que no tenía noticias de tal superación.
El debate en ese coloquio evidencia que ya había una tensión sobre la pertinencia de la poesía social y la aparición de formas poéticas nuevas.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.
.