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A los bilbaínos nos ha resultado un poco extraño eso de acoger una final entre dos equipos ingleses. Pero también ocurre al revés: aunque es algo que les sucede de vez en cuando (los forofos del Manchester United evocaban, por ejemplo, su agónica final de Champions en Moscú contra el Chelsea), tampoco es tan habitual eso de tener a dos equipos disputándose el título en una ciudad extranjera.
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Así que la prensa británica se ha dedicado estos días a analizar la atípica convivencia entre una población local con cierto desinterés por el evento y una masa de visitantes ingleses a los que parecía irles la vida en ello.
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En ese empeño, han reflejado las dos caras del «ruidoso festival de fútbol» que ha rodeado la final, tal como lo describió un columnista de ‘The Sun’. La cobertura más detallada (y más amena) de lo que ocurría en Bilbao la ha brindado ‘The Guardian’, que tiene sus orígenes en Mánchester. Aparte de enseñar a sus lectores a saludar con un ‘kaixo’ y brindar con un ‘topa’, su cobertura lanzó a la fama internacional al hombre que, armado con un bastón acabado en punta, espantó a un forofo del Manchester del andamio de la Plaza Nueva donde pretendía colgar una pancarta.
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«’Alde nire lurretik!’ es como se dice en euskera ‘fuera de mi tierra’», comentaba el texto del diario. La noticia dio lugar a un debate con aportaciones de lectores. «La impresión es que Bilbao no quiere allí a los hinchas. Así que ¿por qué se ofrecieron para acoger la final? Ellos se lo han buscado y es solo un día, ¡anímate, Bilbao!», escribía Andrew Benton, mientras otros se compadecían al contemplar las imágenes de la muchedumbre bebiendo por las calles: «Siento pena de que a la gloriosa ciudad de Bilbao le hayan endilgado no uno, sino dos grupos de forofos ingleses», apuntaba Richard Hirst.
Todos los periódicos han hecho hincapié en las «interacciones generalmente amistosas en Bilbao» (así lo expresa el ‘Manchester Evening News’, que también tiraba para casa y citaba «un mar rojo»), pero han dado relevancia a los actos violentos que han protagonizado sus aficionados. «Las escenas en Bilbao han sido sobre todo amables, pero las imágenes compartidas en las redes muestran una pelea en San Sebastián», apuntaba el ‘Daily Telegraph’, que recogía en su título que «los españoles se enfurecen por la ‘destrucción’ en Bilbao», a cuenta de los semáforos rotos.
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El ‘Sun’ destaca que «solo ha habido siete arrestos» por «un puñado de incidentes que han dañado lo que era, por otro lado, una celebración positiva y alcohólica». En su extenso recuento se fija además en «el borrachuzo calvo en pelotas» que «bailó una jiga y desató la histeria» desde, otra vez, un andamio de la Plaza Nueva. Además, se muestra comprensivo con «la obvia consternación» que provocaba en muchos bilbaínos la perspectiva de «tener los bares desbordados de forofos británicos cantando y bebiendo» y especifica que «algunos se pasaron con la fiesta».
Una imagen vieja
Por su parte, otra cabecera popular, el ‘Daily Mail’, se fija en el destino compartido que tuvieron muchos seguidores de ambos equipos, el victorioso y el perdedor. «Los hinchas de los Spurs se dejaron caer en suelos, bancos e incluso recibidores de hotel en Bilbao, rodeados de desgraciados seguidores del Manchester United».
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El diario ha hecho campaña con bastante intensidad sobre los precios del alojamiento (en sus páginas, un inglés comparó su habitación de ‘hostel’ en la capital vizcaína con «el dormitorio de la serie ‘El juego del calamar’») y ha añadido nuevas quejas tras la final: «La UEFA ha sido acusada de presidir un desastre, con forofos que se quejan de que había pocos o ningún autobús, taxi o tren después del partido para volver a sus hoteles o ir al aeropuerto».
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A modo de contexto, resulta interesante la entrevista que hacía ‘The Guardian’ a principios de semana a Mark Roberts, el jefe de Policía encargado de la seguridad en el fútbol. «Todavía vamos a sitios donde la respuesta automática de la gente a un equipo inglés es: ‘Hooligans’. Entonces tenemos que responder que esa es una imagen vieja, que normalmente no vemos que la gente viaje con el propósito de crear violencia.
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Cuando ocurren cosas, suele ser porque hay una cantidad masiva de gente bebiendo un montón. Con eso, en el peor de los casos, puedes tener un comportamiento antisocial. Cuando nos comparas y nos contrastas con algunos de los grupos de ‘hooligans’ que ves en el continente, que se proponen desatar una violencia seria, ves que el foco debería situarse en algún otro lado».
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Comentarios
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A ciertas horas de la noche es casi imposible que funcione todo con normalidad por mucho que te esmeres en prepararlo, pregunta después se las finales de Madrid, Barcelona y Sevilla los problemas para moverte, y esos sí que están preparados
Los ingleses siempre se han sentido el ombligo del mundo. Y cuando viajan a otros países se creen seres superiores, pero no son más que una panda de borrachos.
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Garmendiola, canta conmigo: Ron, Ron, Ron… la botella de Ron! 😂😂😂
En Rumanía había muchos taxis. En el mundo civilizado no hay y en el tercer mundo sí.
No hay más que recordar la salida de La Cartuja el año pasado. Andar 40 minutos y esperar otros 20, con suerte, para que llegara un Uber, en sábado no en miércoles Ni metro ni buses, y eso en una ciudad más grande; al menos dentro de Bilbao puedes ir andando a cualquier sitio.
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