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Según el diccionario de la RAE ‘fontanero’ o ‘fontanera’ es la «persona especializada en la instalación, mantenimiento y reparación de las conducciones de agua y otros fluidos, así como de otros servicios sanitarios y de calefacción en los edificios». Pero estos días el término se está usando con profusión con otro sentido, no reconocido aún por los académicos. ‘Fontanero’ se usa para designar a los que hacen los ‘trabajos sucios’ en política y de hecho el origen de esta acepción está en el que quizá sea el más famoso de estos ‘manejos’ bajo cuerda: el caso Watergate. El primer fontanero, ‘plumber’ en inglés, era estadounidense, trabajaba en la Casa Blanca y se llamaba David Young.
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El escándalo Watergate (1972-1974) fue el caso de espionaje político que acabó llevando a la dimisión del presidente estadounidense Richard Nixon. Un año antes de que saliera a la luz, en 1971, la Casa Blanca creó una unidad secreta cuya designación oficial era Unidad de Investigaciones Especiales, cuyo objetivo era tapar las fugas (‘leaks’) de información sensible que pudieran dañar la imagen de Nixon y su gabinete. Llamarlos ‘fontaneros’ fue idea de la abuela de uno de sus responsables.
Cuando David Young, asistente especial del Consejo de Seguridad Nacional en la administración Nixon y asistente administrativo de Henry Kissinger, llegó a casa para celebrar el Día de Acción de Gracias de 1971, su abuela le preguntó: «¿Qué es lo que haces en la Casa Blanca?». Él respondió: «Estoy ayudando al presidente a detener algunas filtraciones». Ella exclamó: «¡Ah, eres fontanero!».
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A Young le hizo mucha gracia la ocurrencia y se la contó a los otros dos responsables de la Unidad, el agente de la CIA E. Howard Hunt y el abogado G. Gordon Liddy. Como también les pareció gracioso, los tres colocaron entonces un cartel en la puerta de su oficina (secreta) con el título ‘Los fontaneros’.
Del Watergate al GAL
Aunque el letrero fue retirado inmediatamente porque se suponía que sus operaciones –infiltrarse en oficinas, colocar micrófonos y obtener documentos comprometedores– no existían, el grupo empezó a ser conocido así, como ‘los fontaneros’, por los pasillos de la Casa Blanca.
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El nombre acabaría saltando inevitablemente a la prensa como parte del ‘folklore’ del caso Watergate. El trabajo de fontanería más famoso de la Unidad, el allanamiento del cuartel general del Partido Demócrata en el complejo Watergate el 17 de junio de 1972, fue lo que desencadenó el escándalo. Los cinco hombres arrestados esa noche eran parte del grupo de Young o estaban vinculados a él.
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La traducción de este sentido metafórico ‘Plumbers’ a ‘Fontaneros’ se popularizó en España a través de la cobertura periodísticas del caso Watergate en los años 70, durante los últimos años del franquismo. Los medios españoles, al informar sobre el escándalo que tumbó a Nixon, adoptaron y tradujeron directamente de la prensa estadounidense la palabra ‘fontaneros’ para describir a los agentes de Nixon.
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Con el tiempo, el término se incorporó al léxico político español y se popularizó especialmente durante la Transición y los años 80, cuando se destaparon casos de corrupción o actividades encubiertas, como los relacionados con los GAL o escándalos políticos posteriores.
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Aunque en España, ‘fontanero’ se ha consolidado como un término coloquial en el periodismo y la política, curiosamente, en inglés ‘plumber’ ya no se usa comúnmente en el contexto político fuera de las referencias históricas concretas a Watergate.
La historia de los ‘fontaneros’ originales ha sido llevada a la televisión en la serie estadounidense ‘The White House Plumbers’ (2023), dirigida por David Mandel y protagonizada por Woody Harrelson como E. Howard Hunt, y Justin Theroux como G. Gordon Liddy.
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