Sin noticias de Frodo

 

Un antropólogo canadiense plantea que el ‘H. floresiensis’, un homínido extinto hace 60.000 años conocido como El Hobbit por su pequeña estatura, sigue viviendo en parajes remotos de Indonesia

 

Miguel Gutiérrez Garitano. Martes, 18 de abril 2023

Miguel Gutiérrez-Garitano es presidente de la Sociedad Geográfica La Exploradora

 

«Los hobbits son un pueblo sencillo y muy antiguo, más numeroso en tiempos remotos que en la actualidad. Amaban la paz, la tranquilidad y el cultivo de la buena tierra, y no había para ellos paraje mejor que un campo bien aprovechado y bien ordenado. En otros tiempos desconfiaban en general de la gente grande, como nos llaman, y ahora nos eluden con terror y es difícil encontrarlos». J.R.R. Tolkien, famoso autor de fantasía, comienza así ‘El Señors de los Anillos’, su mayor obra literaria, describiendo a los hobbits o medianos, protagonistas principales de sus sagas, como una suerte de seres humanos de pequeño tamaño y buen corazón que en la actualidad prácticamente se habrían extinguido.

¿Pero y si no solo no fueran seres de fantasía, sino que además vivieran hoy?

 

Cráneo de ‘Homo floresiensis’, en el centro, durante su presentación en Londres en 2004

 

 

El descubrimiento del hombre de Flores

En 2003, un equipo de investigadores liderados por Mike Morwood y Raden Soejono, descubrió en la Isla de Flores un esqueleto fosilizado de 18.000 años de antigüedad de lo que parecía un niño, o un extraño tipo de homínido de pequeño tamaño; en tan sólo un año, en el yacimiento, situado en la cueva de Lianj Bua, aparecieron otros nueve esqueletos además de herramientas líticas igualmente pequeñas en estratos que se remontaban entre 90.000 y 13.000 años.

El descubrimiento causó estupefacción en la comunidad científica y no poca incredulidad; muchos pensaron que se trataba de restos de ‘Homo sapiens’ enfermos de enanismo o incluso de niños. Sin embargo, los descubridores pronto aseveraron tener entre manos la prueba de la existencia de un nuevo tipo de homínido al que apodaron, con fines propagandísticos, como el Hobbit. Pues un ‘Homo floresiensis’ -como se conoce al nuevo homínido científicamente- no pasaba del metro de altura y rondaba unos veinticinco kilos de peso. Apareció hace 700.000 años, y -según los científicos- era inteligente, a pesar de tener un cerebro y columna vertebral pequeños. Y también se caracterizaba -como sus homólogos tolkienianos- por unos pies grandes en proporción a su cuerpo.

 

Origen de cuentos y leyendas

Tras una serie de estudios de datación, se supo que el hueso más reciente de ‘Homo floresiensis’ de la cueva de Lianj Bua es de hace 60.000 años. Habiendo, al parecer, desaparecido la especie con la llegada del ‘Homo sapiens’ a la isla, cuya presencia se reporta ya para el 45.000 a.C.

 

 

Cueva en Liang Bua, en la que científicos australianos descubrieron el ‘Homo floresiensis’,EFE

 

Pero muchos piensan que estos ‘hobbits’ pudieron sobrevivir mucho tiempo más escondidos en las selvas de la isla, o del resto de Indonesia. Dando lugar a leyendas como las del Ebu Gogo: una suerte de cavernícolas peludos que el imaginario popular aún sitúa en la isla de Flores, y que, incluso navegantes europeos del siglo XVIII aseguraban haber visto. En la cercana isla de Sumatra también corre de boca en boca la creencia en un humanoide de un metro de altura conocido como Orang Pendek, que, supuestamente, esquiva a los seres humanos escondido en las más lóbregas selvas.

Pero hay quien da pábulo a las leyendas locales. Y no precisamente un profano. En un artículo publicado por la revista ‘National Geographic’, Gregory Forth, antropólogo retirado de la Universidad de Alberta (Canadá) pone en duda la extinción del ‘Homo floresiensis’, que trata en su nuevo libro: ‘Between Ape and Human: An Anthropologist on the Trail of a Hidden Hominid’. En su obra, el científico retirado asegura que se produjeron avistamientos de ‘hobbits’ en la Isla de Flores en la década de los 80. Incluso que en algunos lugares, como la región de Lío, estas personas de pequeño tamaño estaban perfectamente integradas en la comunidad. El autor recogió hasta treinta testimonios de lugareños que refrendaban esta afirmación. «Hay alguna posibilidad -aseguró Forth en el seno de una entrevista para la revista ‘Live Science’- de que (el Hombre de Flores) todavía esté vivo».

 

Improbable pero no imposible

Hasta el momento Forth no tiene más que testimonios de lugareños de comunidades muy dadas a la superstición. Pero los testimonios de los cazadores locales no siempre son material de desecho; mientras se descubrían numerosos restos fósiles en Isla de Flores, los científicos reportaron el descubrimiento en las selvas del Congo de un nuevo tipo de chimpancé gigante; habían llegado a él gracias a testimonios que, en un principio, se creyeron invenciones y no se tomaron en serio.

Famosa es también la búsqueda del hombre de Neandertal, un pariente próximo que ha obsesionado durante décadas a científicos y aficionados. Hoy sabemos que Neandertal y Sapiens convivieron y se mezclaron; y el primero dejó parte de su ADN en los europeos y asiáticos modernos. Además de numerosas leyendas, como la del Basa Jaun en el País Vasco.

¿Quiere decir eso que el Hombre de Flores, el entrañable hobbit tolkieniano, va a salir cualquier día de las selvas de Indonesia? Parece más probable que nos encontremos ante una paranoia colectiva, equivalente a la del yeti en el Himalaya o la del Bigfoot en las montañas de Norteamérica.

 

 

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