Vitamina K para un envejecimiento saludable

Vitamina K para un envejecimiento saludable

¿Dónde la podemos encontrar? Col rizada, espinacas, berros, endibias, repollo, arándanos, higos…

 

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Marta Fdez. Vallejo

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Viernes, 19 de mayo 2023

 

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La vitamina K es una gran desconocida. Pocos consumidores de a pie sabrían contestar para qué es buena, qué problemas provoca su carencia o en qué alimentos se encuentra. Pese a este desconocimiento, cumple un papel muy importante en nuestro organismo: desde controlar hemorragias hasta mantener los huesos fuertes y reducir las probabilidades de romperse la cadera. Los últimos estudios científicos respaldan sus beneficios para las personas mayores y su contribución a un envejecimiento saludable.

Una de las principales funciones de la vitamina K tiene que ver con que facilita la coagulación de la sangre, explica el investigador y doctor en Farmacia Pablo García de Frutos. Ayuda a que se produzca un correcto desarrollo de los tejidos y a proteger los huesos. Debido a su capacidad para mejorar la regulación de los niveles de calcio en los vasos sanguíneos, permite prevenir de forma mucho más eficiente las enfermedades cardíacas. Y también reduce la posibilidad de que aparezcan patologías relacionadas con el hígado.

 

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Vitamina ‘joven’

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Es una vitamina de descubrimiento más reciente que otras. En 1930 el bioquímico alemán Carl Peter Henrik Dam buscaba las causas del retraso en la coagulación y las continuas hemorragias que padecían unas aves alimentadas con una dieta muy pobre en grasas. Logró una solución al alimentar a los animales con plantas de hojas verdes y comprobó que tenían una sustancia desconocida hasta ese momento, aislando así la vitamina K, letra que proviene de la palabra alemana ‘koagulation’.

En los años 90 se sumó otro descubrimiento fundamental sobre este nutriente: se aisló una proteína dependiente de la vitamina K que facilitaba a las células del sistema inmune recuperar tejidos dañados. Esa proteína «ayuda a eliminar las células que están en proceso de muerte irreversible y a regenerar nuevas células», describe el investigador. Para ello, induce un proceso en el órgano muy importante «que responde a daños químicos y nutricionales como el alcohol, determinadas dietas o sustancias tóxicas».

 

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Relación con el envejecimiento

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«Los daños a las células que componen nuestros órganos se acumulan durante los años de vida y forman parte del proceso de envejecimiento». Por ello, los sistemas de reparación celular como los que representan estas proteínas dependientes de la vitamina K «aumentan en importancia a medida que pasan los años».

Son muchos los científicos que han propuesto el aumento de la ingesta de vitamina K en mayores. Permitiría prevenir la calcificación de los vasos, mejorar la salud de los huesos –reducir la osteoporosis– y reforzar los sistemas de reparación de tejidos. «Para estas nuevas funciones relacionadas con el envejecimiento, reforzar la vitamina K consumiendo alimentos ricos en ella como espinacas, acelgas, col rizada y vegetales de hoja verde en general podría mejorar la salud», asegura.

 

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Investigaciones

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Las últimas investigaciones respaldan los beneficios de la vitamina K para los mayores. Un equipo de científicos del Instituto de Metabolismo y Muerte Celular de Neuherberg, en Alemania, probó la función que tiene como antioxidante. El estudio, publicado en la revista ‘Nature’, demostró que su poder para inhibir de manera eficiente la muerte celular, ayudaría no sólo en cuestiones de envejecimiento, sino de posibles tratamientos para enfermedades como el Alzheimer.

Su capacidad para fortalecer los huesos y evitar así fracturas también ha sido probada ya en ensayos en personas y con buenos resultados. El Instituto de Nutrición e Innovación Sanitaria de la Universidad Edith Cowan (Australia) analizó la relación entre las hospitalizaciones por fracturas y la ingesta de vitamina K1 en 1.400 mujeres australianas de edad avanzada durante 14 años. Descubrieron que las mujeres que consumían más de 100 microgramos de vitamina K1 (equivalentes a unos 125 gramos de verduras de hoja oscura o a una o dos raciones de verduras al día) tenían un 31% menos de probabilidades de sufrir una fractura en comparación con las participantes que tomaban menos de 60 microgramos al día –la directriz actual de ingesta adecuada de vitamina K para las mujeres–. Los resultados fueron aún más positivos en lo que respecta a las fracturas de cadera, ya que las que consumieron más vitamina K1 redujeron la hospitalización a la mitad.

 

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Carencias

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Las carencias en personas adultas son raras porque la propia flora intestinal produce precursores de la vitamina K y basta con una dieta variada para tener cubierta la necesidad diaria de este micronutriente. Los déficits se dan en adultos solo «cuando hay trastornos en la absorción intestinal, por ejemplo tras tomar un medicamento durante un largo período o por algún tipo de dolencia».

Sí es frecuente en recién nacidos porque esta vitamina atraviesa difícilmente la barrera placentaria. Por eso, al nacer, la deficiencia se compensa suministrando una dosis de vitamina K para evitar posibles sangrados, que son raros pero con consecuencias graves.

 

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Las claves

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  • En qué alimentos está Aceite vegetal, espinacas, acelgas, col rizada y vegetales de hoja verde en general (berros, endibias, repollo, lombarda…). Algunas frutas como los arándanos azules y los higos. Carne, queso, huevos y granos de soja

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  • Cantidades diarias En población sana las necesidades son: niños hasta 10 años, 55 µmicrogramos al día; mujer de 10 a 20 años, 70; adulta, 90; hombre de 10 a 20 años: 70; adulto, 120 (100 microgramos equivalen a 125 gramos de verduras».

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  • Se desaconseja… En los pacientes que toman anticoagulantes como el popular Sintrom o Aldocumar porque los efectos de estos fármacos se ven modificados con alimentos que contienen vitamina K.

 

 

 

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